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Política Castillo | Congreso |

SECRETARIO GENERAL DEL PCU Y MINISTRO DE TRABAJO

Castillo: "Nuestro objetivo es construir las mayorías necesarias a los efectos de avanzar"

El Partido Comunista va hacia su XXXIII Congreso en medio de los desafíos que la etapa presenta al Gobierno del que forma parte.

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Caras y Caretas Diario

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Este fin de semana, cuando se reúna formalmente el XXXIII Congreso, los comunistas estarán culminando un largo periodo de debates políticos e ideológicos con la vista puesta en fortalecer al partido, al Frente Amplio y aportar a la unidad de las y los trabajadores y los movimientos sociales. Su secretario general, Juan Castillo, también ministro de Trabajo del gobierno de Yamandú Orsi, habló con Caras y Caretas sobre el congreso, el contexto en que se realiza y los desafíos para el futuro.

No faltó una mirada sobre estos primeros nueve meses de gobierno frenteamplista y los avances, plasmados en la aprobación del presupuesto, obtenidos a pesar de la compleja situación en la que el Frente Amplio debió asumir.

Comienza el XXXIII Congreso, ¿con qué expectativas va el Partido Comunista a esta instancia que además coincide con los 70 años del XVI congreso de 1955, que fue un parteaguas de la historia partidaria?

Nos coloca ante un desafío enorme, como cada congreso. No es que vaya a ser muy diferente para el futuro de un partido comprometido con la suerte de su pueblo, de su clase obrera, de los trabajadores y las trabajadoras y de los desafíos que, desde el punto de vista de los comunistas, del marxismo leninismo, tenemos para cambiar la sociedad. Principio al cual no renunciamos; concepto, además, que remarcamos cada vez que podemos en cada ámbito: nuestro objetivo siempre es la revolución, construir el socialismo y aspirar a una sociedad comunista. En este momento histórico, vamos a estar, primero, rindiendo cuentas de toda la expectativa que el Congreso anterior generó. En aquel momento veníamos de la derrota del Frente Amplio, de una derrota electoral importante que iba a tener un impacto negativo, lo decíamos, en la mayoría de la población y desgraciadamente teníamos razón.

Pasado el gobierno de la coalición encabezada por el herrerismo, quedó un país más desigual, con una brecha mucho más grande entre la riqueza de pocos y la pobreza de muchos, donde particularmente la preocupación central sigue siendo la situación de extrema pobreza de cerca de un 40 % de los niños, niñas y adolescentes, tal cual marcan las estadísticas. El objetivo que se marcaba al XXXII congreso era que la dirección saliente fuese capaz de la recuperación del gobierno para el Frente Amplio, para nuestro pueblo, y ese era uno de los desafíos más importantes que teníamos. Vamos a llegar rindiendo cuentas de uno de los primeros objetivos cumplidos.

Analizaremos uno de los temas cardinales de la revolución, como es el tamaño, la calidad, la cantidad y la incidencia de los y las comunistas en nuestra sociedad. Estamos todavía distantes de lograr ese objetivo. Tenemos un desafío enorme, al mismo tiempo que tenemos un potencial importante en torno a la credibilidad de los comunistas en su accionar político, en la lucha de nuestro pueblo, en el prestigio de sus dirigentes, de sus cuadros militantes, en el Parlamento, en la lucha sindical, en la lucha social. Sin embargo, todavía hace falta que nosotros trabajemos para aumentar la cantidad, los conocimientos y la evaluación de los comunistas y la cantidad de organismos y de cuadros y militantes dentro de los organismos del partido.

Bueno, son desafíos que vamos a tratar de trasladar desde nuestro informe central. Ha sido parte eso de la discusión de las tesis del congreso, un congreso que empezó hace casi seis meses, pero que culmina en estos días, y hay una expectativa lógica de que nosotros podamos seguir avanzando. Estamos en el 70 aniversario del XVI congreso, que es no solo una referencia histórica para la sociedad uruguaya, para las fuerzas políticas de izquierda, sino que se transforma en un compromiso, como el de aquella generación de hombres y mujeres, integrantes del partido, que fueron capaces de debatir, discutir, analizar crítica y autocríticamente el papel y la incidencia del partido en los ámbitos sociales populares y en el quehacer político.

Mencionaba que uno de los objetivos del Congreso anterior era la reconquista del gobierno por parte del Frente Amplio, y efectivamente se concretó. ¿Cómo valora el partido estos primeros meses de gobierno?

Bueno, nosotros asumimos en las condiciones que detallamos anteriormente. El Gobierno saliente, al que derrotamos electoralmente, nos decía que estaban preparados para gobernar, que venían a cambiar nuestra sociedad, a cambiar los números que estaban dando negativo, entre ellos achicar el déficit fiscal, a no aumentar las tarifas públicas, a rebajar el costo del combustible, a no tocar las condiciones de los trabajadores trabajadoras a mitad del camino. Nos decían que cualquier cambio de la seguridad social no iba a ser sobre la espalda de los trabajadores. O sea, cuatro o cinco grandes anuncios que fueron totalmente distintos a lo que ocurrió. Entre ellos, uno de los más impactantes, hubo una reforma a la seguridad social y los únicos que terminaron pagando los costos fueron las trabajadoras y trabajadores que tienen que trabajar cinco años más, obligados ahora a integrarse a una Afap.

Aumentaron todas las tarifas públicas. El combustible es uno de los más caros de América, y el déficit fiscal, que era su caballito, terminó siendo más alto de como lo había dejado el gobierno del Frente Amplio. Encima hay que agregarle que cuando asumimos el gobierno descubrimos que había muchas deudas contraídas o pagos que no se habían efectuado, y eso había que asumirlo rápidamente, no el Gobierno, el Estado tenía que asumirlo en el orden de 1.000 millones de dólares. Entonces, la situación y el panorama no era el mejor, no era el deseado, pero hay una suerte de criterio que se fue siguiendo en el Gobierno, que era no sentarnos a quejarnos, y asumimos estas responsabilidades y así estamos llegando a finales de año con algunas cuestiones que se están pudiendo resolver. Por ejemplo, en el presupuesto. Un primer gran desafío que tenía el gobierno era cómo íbamos a lograr armar un presupuesto quinquenal en donde se cumpliera con los compromisos asumidos en la campaña electoral, atendiendo gran parte de las demandas sociales insatisfechas, teniendo menos recursos, cómo reasignábamos las partidas en algunos lugares y en algunas situaciones que no podían esperar más. Y todavía con el agregado de que por primera vez no teníamos mayoría parlamentaria, porque independientemente de que la tengamos en el Senado, no la tenemos en Diputados; cuando las cuestiones van a la Asamblea General, no tenemos los votos mayoritarios de esa Asamblea General.

Por lo tanto, en ese escenario había que construir un presupuesto y reunir los consensos, teniendo que negociar gran parte de esas acciones con la oposición política. Bueno, al final del periodo, ahora, 24 horas después de haberlo aprobado la Cámara de Diputados, se sostuvieron los cambios agregados en el Senado que nos permiten entonces tener presupuesto nacional. No fue fácil, nosotros hubiésemos preferido tener otra propuesta, tener más y mejor presupuesto para las demandas insatisfechas de nuestra sociedad, pero había que arreglarse con los recursos que teníamos. Muchas de las cuestiones quedan para seguir discutiéndose, para terminar de redondearlas y dar respuesta en las futuras Rendiciones de Cuentas. Cuestión esta que el equipo económico tiene gran expectativa de que pueda ser efectivamente así.

Un segundo gran desafío es que, como todo gobierno, se instala en el marco de una expectativa general para todo aquel al que le fue mal, que fue una gran parte de la sociedad; ésta tenía expectativa de que llegara el gobierno y revirtiera gran parte de los problemas que estaba teniendo: aspiraciones de mejor empleo, de mejores salarios, de más construcción de vivienda, de más presupuesto para la educación, legítimas propuestas, tan legítimas que nosotros mismos las levantábamos y las sosteníamos en la campaña electoral, pero que luego la circunstancia ha hecho que no fuera un escenario que nos permitiera asegurarlo para la primera parte del año, lo que nos hace ver autocríticamente que, si bien no estamos teniendo el presupuesto que hubiésemos querido, es el que logramos construir atendiendo esas demandas.

Una tercera cosa es que este Gobierno también tiene, como todo gobierno desde hace 20 años, que convocar a la primera ronda de los Consejos de Salarios. Eso genera la expectativa lógica de mejorar los recursos y los ingresos, de mejorar el salario, el poder adquisitivo, los derechos que demandan las trabajadoras y trabajadores; que genera una expectativa de movilización lógica en esta primera parte. Bueno, este sí que fue de verdad un tema desafiante y lo puedo hablar con propiedad porque estos nueve meses del año han sido así constantemente. Lejos de quejarnos, admitimos que es la oportunidad que tiene la clase trabajadora para disputar con la clase dominante, para disputar con el sector empleador, con las cámaras empresariales la mejora del poder adquisitivo y mejores condiciones salariales para una vida digna.

Hubo unas pautas y lineamientos que se enmarcan dentro de ese panorama económico que había explicado, pero estamos llegando al final del año con más de 60 % de acuerdos tripartitos, con un 15 %, un 20 % que viene negociando dentro de las pautas y lineamientos. Quiere decir que antes de que finalice el año se terminará en acuerdo y van a quedar algunos que capaz que no culminan en estos días, que va a llevar algunos días más, o que haya que tratar de colocar una propuesta que acerque a las partes o terminar votando.

La otra es el debate y la discusión política con el anterior Gobierno. La coalición opositora está con una lógica de confrontación permanente; desde el día uno, y hasta el último día del año, tienen un marco de confrontación política. Yo creo que eso es parte de la política. Nosotros no pensamos igual que la derecha. Nuestra fuerza política, que resultó mayoritariamente respaldada por la población, el Frente Amplio, tiene concepciones de izquierda. Vinimos para cambiar la suerte de la mayoría de los compatriotas y eso hace que nosotros tengamos que disputar palmo a palmo con la clase dominante cada una de las acciones.

El mejor presupuesto, las mejores condiciones laborales, las mejores condiciones salariales, el derecho a tener una mejor educación, a mejor calidad de vida y también a disfrutar son nuestras propuestas. Las concepciones de la derecha no son nuestras concepciones. A veces hay algunas cuestiones que generan discrepancias dentro de la fuerza política del gobierno, pero preferimos dar el debate y la discusión de esas concepciones dentro de la estructura orgánica, validando y fortaleciendo al Frente Amplio, sabiendo que los adversarios políticos están afuera del Frente Amplio y dónde hay que dar el debate a los efectos de, bueno, mejorar esa condiciones. Esto sucede al tiempo que disputamos en el Parlamento la construcción de mayorías, la no pérdida de identidad de la fuerza política de izquierda que nos tiene a los comunistas como un integrante más dando un fraternal debate y discusión.

Y en el medio de todo eso, ahora se instaló el debate por el 1 %, que de una propuesta del Pit-Cnt pasa a ser vista con simpatía cada vez por más sectores del Frente Amplio...

Si será cambiante el contexto político, la coyuntura que nos toca vivir, ¿cuál fue el tema de mayor impacto o que más nos ocupó el tiempo en este periodo de gobierno? Uno de ellos es tener pocos recursos económicos. En vez de pasar factura constantemente en qué gastaron, en qué dilapidaron, en dónde mal invirtieron o capaz que ni siquiera es que mal invirtieron, capaz que están convencidos de que ellos tenían que defender a la malla de oro y no a la mayoría del pueblo uruguayo. Esa es una concepción diametralmente opuesta a la nuestra. Sí, es diametralmente opuesta, pero nosotros tenemos razón en la justeza de nuestro planteo de que hace falta que los niños tengan para comer, que tengan un techo digno para vivir, que tengan la educación que necesiten y los docentes y las estructuras necesarias para estudiar. Hay que buscar recursos. ¿En dónde se podría estar buscando recursos si no es, entre otras, en esta iniciativa? Iniciativa que de alguna forma estaba plasmada en las bases programáticas del Frente. Es una iniciativa que coloca la academia a partir del análisis, la investigación y el estudio que realiza; iniciativa que tiene además a la clase obrera organizada colocando el tema en el debate. Es una vergüenza nacional que haya unos pocos que cuenten con capital por más de un millón de dólares y muchos niños y niñas no sepan si mañana van a tener un plato de comida. Me quedo con el compromiso y el sentimiento de izquierda de pelear y ayudar a tener una niñez, una adolescencia, y la mayoría de la población uruguaya, en otras condiciones más dignas de vida, y no estar generando o alimentando esa brecha que nos separa tanto.

El Uruguay tiene una cantidad de miles de personas que no solamente se han enriquecido; se lo habrán ganado lícitamente o no. Después lo veremos en la discusión. No solamente que ha generado esta riqueza, sino que muchos de ellos, además, ni siquiera la depositan en el país, sino que la llevan al extranjero. Especulan muchas veces con los recursos económicos que salen de la producción uruguaya, de la explotación de nuestro suelo, de lo producido por los trabajadores y las trabajadoras. Bueno, lo que se está proponiendo es simplemente debatir cómo los que efectivamente tengan una riqueza que supere el millón de dólares aporten progresivamente en el entorno del 1 %. No debe ser seguramente ese el gran problema que tengan los sectores más ricos de nuestro país. Lo he dicho y lo sostengo: los niños y niñas de nuestro país no necesitan dar lástima. Lo que necesitan es aportar para que tengan condiciones dignas de vida. Y esto sí es parte de un compromiso. Nos parece bien la iniciativa. No estamos diciendo que sea fácil, no estamos diciendo que esto resuelva todas las inequidades, todas las injusticias, pero seguramente pueda llegar a ser un gran aporte y una gran contribución de aquellos sectores que hoy están mejor que el resto de la sociedad.

Todos estos temas van a estar seguramente en el Congreso, entonces, ¿cómo se va a plantear la postura del partido de acá a los próximos años?

Nuestro objetivo va mucho más allá de un periodo electoral. No nos contentamos con que le hubiese ido 10 veces mejor en las elecciones al partido como tal. Si nosotros en vez de un senador o dos senadores hubiésemos sacado cuatro senadores, si en vez de sacar cinco diputados hubiésemos tenido 10 y el Frente Amplio no hubiese ganado elecciones, hoy estaríamos hablando de una derrota porque el objetivo no es el partido en sí mismo, el objetivo no es su expresión electoral o cómo nos va en la oferta electoral, sino que hay un objetivo de más largo aliento, de más largo plazo, de construir las mayorías necesarias a los efectos de avanzar.

Para nosotros poder afirmar, con mucha tranquilidad, que nos inspira la construcción del socialismo es poder decirlo con las letras de esa generación que cumple 70 años, con el espíritu de las resoluciones tomadas en el XVI Congreso y que tienen que ver con avanzar en democracia, en profundizar la democracia en nuestro país. Ese es el concepto que nos define: seguir trabajando por empoderar aún más a la clase obrera y organizar a sus trabajadores y trabajadoras.

De tener una central sindical y sindicatos más fuertes desde el punto de vista de la defensa de los intereses de la clase que no son contradictorios con los intereses de la población y de la humanidad en su conjunto, de poder tener organizaciones sociales más fuertes que continúen incidiendo de la manera en que lo han hecho a lo largo de todo el periodo histórico, de la construcción de herramientas tan fuertes como la unidad de los estudiantes, la unidad de los jubilados y pensionistas, del movimiento cooperativo, las organizaciones sociales más importantes que se mueven alrededor del hábitat, de la tierra, del feminismo que está incidiendo tanto. Bueno, seguir trabajando inmersos en las organizaciones sociales, trabajar políticamente para fortalecer más al Frente Amplio. Un Frente Amplio que tiene que ser una herramienta que cada día debe ser un poquito mejor que el día anterior y un poquito más fuerte.

Aspirar a que efectivamente los compatriotas se sumen a un proyecto político, no de vendedores de sueños, que practiquen el arte y la demagogia prometiendo cosas imposibles, sino de un espacio de lucha y de acción para ir transformando nuestra sociedad. Seguir por la línea y por el camino de tener expresiones solidarias de verdad, no solamente del discurso, no solamente de los muros, sino de verdad.

No puede ser que estén amenazando a un pueblo de nuestro continente, que lo reivindicamos como un continente de paz, como así se ha resuelto y se ha puesto de manifiesto, y que tengan cercado o bloqueado a un país por pensar como piensa. No pueden pasar esas cosas. Por eso nuestro rol como militantes sigue siendo un rol precisamente de militantes revolucionarios, de luchadores, en donde nosotros podamos dejar todo en la acción política para la pública felicidad. Y la pública felicidad no es un mandato marxista leninista, es el mandato del padre de la patria, de Artigas, el que algunos se acuerdan solamente en la fecha de aniversario.

Todo esto se da además en un contexto regional y mundial muy complicado, donde la amenaza de guerra tal vez hoy esté más vigente. ¿Cómo se para el partido ante eso? ¿No hay todavía un déficit en la movilización y en la expresión de la solidaridad con los pueblos y en la lucha por la paz?

Bueno, nosotros nunca vamos a estar conformes. Durante gran parte del año hubo, lo analizamos en nuestro comité central, casi 50 países en situaciones de guerra o amenazados de guerra o cercados. Ahí está la lucha del pueblo palestino. Ante eso nos sentimos con el enorme desafío de seguir construyendo también esa solidaridad internacional. Nuestro contexto, nuestro marco de inserción es un marco también desde el punto de vista internacionalista, es nuestro compromiso político. En vez de ponernos a criticar, lo que hacemos es autocrítica. Este congreso tiene algunos elementos de autocrítica; hay elementos de autocrítica contenidos en las tesis que nos hace ver cuáles son los mecanismos más rápidos, cuáles son los instrumentos que nosotros tenemos que tocar para ser capaces de seguir movilizándonos solidariamente, haciendo levantar nuestra voz en función de los oprimidos, de los pueblos que están siendo bombardeados, de las injusticias que existen a nivel planetario. En realidad, lo que hay que poner de manifiesto claramente es que el capitalismo no ha dado solución al planeta y a la humanidad. En nuestros días el imperialismo pretende transformarse en el gran gendarme de todo el planeta. Y entonces es ahí que nosotros debemos dar debates con contenidos políticos, llevar el plano de la discusión con contenidos ideológicos. Capaz que esto podría ser uno de los grandes desafíos que yo marcaba anteriormente, que era el fortalecimiento de las estructuras de izquierda, del movimiento popular, de la movilización social, tal vez empiece también con un gran debate de hacia dónde va el mundo.

Termina su periodo al frente de la Secretaría General, ¿que viene luego?

De hecho termina el periodo de mandato para todo el Comité Central. En las puertas del Congreso las direcciones caen y es el Congreso el que tiene democráticamente el derecho a elegir la nueva autoridad, la nueva dirección política. Yo hoy llego al Congreso con dos desafíos de suma importancia, de mucha dedicación. No pongo a confrontar cuál de las cosas quiero más, ese no es un problema de preferencias, es una tarea que yo asumo. Cualquiera de las dos necesita una dedicación full time, una dedicación a tiempo completo. El partido requiere de la presencia de una dirección, de una secretaría general, que esté íntegramente dedicada a la tarea del cuidado revolucionario, de cuidado político, de ofrecerle las garantías de respaldo a todo nuestro militante, de sostener las obligaciones que tenemos los militantes, pero también de respetar los derechos que tenemos cada uno de nosotros. El partido es ampliamente demandante de su dirección y yo siento que con la tarea asignada a partir de este año con la conquista del gobierno, la tarea en el Ministerio de Trabajo me ha sacado un gran tiempo, un gran periodo de horas de dedicación que merece el partido. Yo quiero someter eso a la crítica. Quiero tener, ojalá que salga bien, una expresión autocrítica de eso, de rendir cuenta en forma autocrítica frente al partido para que sea el Congreso el que tome la decisión. Pero estaremos muy atentos a esas decisiones. Nosotros tenemos que asumir esa parte de responsabilidad y ocuparemos el lugar que el partido nos diga.

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