¿Cómo impacta en Uruguay?
Consultado sobre el estado en el que el actual gobierno del Frente Amplio recibió el país, el experto no dudó en coincidir con el diagnóstico de que se trata de un panorama complejo. "Sí, coincido en gran medida. El horno no está para bollos", afirmó. Y explicó que el problema no radica solamente en las novedades fiscales, como el déficit superior a 900 millones de dólares recientemente conocido, sino que “es compleja por dos factores: uno de corto plazo, uno de largo plazo”.
En cuanto al corto plazo —que para Alonso abarca los últimos diez años— subrayó que Uruguay vive un estancamiento económico desde 2015, con un crecimiento promedio del 1 % anual, muy lejos del 5 % que marcó la década 2005-2014. Según su análisis, esa fase previa de expansión implicó "agregación social", lo que significa más personas incorporadas al mercado de trabajo, mejoras salariales y mayor acceso a derechos. Pero advirtió que "10 años de estancamiento implican puja distributiva" y que "el ascensor social se rompe e implica el problema de cómo hacemos para relanzar ese crecimiento, para reactivar los motores de expansión".
Ante el conexto planteado, el economista opinó que el nuevo gobierno "asume con el mandato del crecimiento económico" que, ssegún aclaró, "no viene del propio gobierno, sino que emana de esta materialidad", del estancamiento prolongado que atraviesa el país. Y subrayó que ese mandato se refleja en la insistencia discursiva sobre el objetivo de crecer al 3 % anual.
Sobre cómo se puede lograr ese crecimiento, Alonso fue enfático al rechazar la idea de que se trate simplemente de tomar decisiones técnicas desde un escritorio. "La economía no es unos tipos que se sientan en una mesa y deciden cosas y las cosas pasan. Y no es así", sostuvo. A su juicio, Uruguay depende en gran medida de factores exógenos, como los precios internacionales de sus principales exportaciones: carne, soja, leche y madera. “Uruguay crece traccionado por ahí, porque es la conexión que tiene con el mercado mundial”, explicó.
Este patrón cíclico de expansión y crisis, dijo Alonso, se repite desde mediados del siglo XX. Mencionó cuatro grandes ciclos: el neobatllismo, la dictadura, los años 90 y el ciclo progresista, todos los cuales terminaron en crisis o estancamientos. En esa lógica, lo que vive hoy Uruguay no es una excepción sino una reiteración. “Esta situación de Uruguay no es una novedad histórica, es una recurrencia, es un patrón”, sostuvo. Y concluyó que estos ciclos, cada vez que se cierran, “se llevan puesto algo de la política”, dejando una huella profunda en la geografía política del país.
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