Nos habíamos acostumbrado a escándalos de la dimensión de Astesiano, Penadés y los colaboradores del Ministro del Interior echados por mentir. Dos Directores de Convivencia Ciudadana y el ex Jefe del Comcar fueron presos. Uno se preguntaba si el gobierno iba a aguantar el cimbronazo. Pero faltaba lo peor. Todo saltó cuando el Presidente no estaba; pero no vino y cuando llegó mintió deliberadamente. Un Carnaval: los Asaltantes con Patente salieron con el cuplé “La Tapadita”. Todos los años lo retocan y actualizan. Creo que este año, los letristas deberían cobrar menos. La Mesa Chica del Presidente escribió por ellos.
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Dejemos de lado la comedia de audios. El Subsecretario del Interior, según el Canciller “es tarado”; Canciller y Subsecretario del Interior reciben instrucciones en nombre del Presidente de destruir prueba, mentir al Senado y falsificar evidencia que sustituya la real. Muchos delitos. Pero ya está dicho por ellos. Otra vez lo analizaremos.
Hay que ser comprensivo, tras tres figuras cercanas presas, otro tanto echadas. El Presidente no esperaba estos golpes. Pero llegaron y su reacción fue peligrosa. Mintió deliberadamente. Veamos.
Estaba en EEUU solo. El Canciller no pudo salir por estar citado por la Justicia. Desde allí le acepta la renuncia. Igual, no viene, se queda por la importancia, según dijo, de la “cumbre” en la que estaba. Pero esa reunión no mereció tres renglones en el Washington Post, principal diario de la capital de EEUU y que tiene una amplia circulación nacional.
En cambio, al otro día, tituló a cinco columnas: “Canciller Uruguayo Renuncia tras Filtración de Audios por Escandalosa Entrega de Pasaportes”. Desde el corte de la ayuda militar a Uruguay en el 76, Uruguay no tiene tal exposición mediática. Igual no viene, llega el sábado siguiente a media tarde, en un avión privado desde Buenos Aires. ¿De quién? 20 mil dólares.
Acepta las renuncias acumuladas tras la salida de Bustillo: Heber, Maciel y su asesor de imagen Roberto Lafluf. Confirmó que estuvo unos minutos en la reunión citada al lado de su despacho. Pero no sabía que en la misma se iba a pedir en su nombre la destrucción de prueba a la Justicia.
Acepta las renuncias, pero, al mismo tiempo, sostiene que todos actuaron “bien, sin cometer ningún delito ni responsabilidad política”. Entonces ¿por qué les acepta sus renuncias? Dejemos ya de lado la sutileza de naturalizar todo diciendo “me atacan y la culpa es del gobierno anterior”.
Con esa intención, miente diciendo que la expedición de un pasaporte a un narcotraficante no es solo una facultad sino una obligación. Una versión distinta a la de Heber, que dice que no sabe que Marset esté requerido… Mientras tanto, Interpol dice que es uno de los tres hombre más buscados en el mundo. Y esta a su vez diferente de la del subsecretario Maciel que dice que no otorgarlo es delito de “abuso de funciones". Pero en los audios todos (menos Heber) dicen que sabían y que debían mentirle al Senado, cosa que hicieron.
Él levanta la apuesta. Dice que, por decreto del gobierno de Mujica, no se podía negar el mismo. “A un narcotraficante no se le puede negar el pasaporte”. Pero al Senado le dijeron que era porque no sabían que era un narco famoso. ¿Lo uno o lo otro?
Las normas de un gobierno establecen las condiciones bajo las cuáles puede otorgar un pasaporte, no la obligación de hacerlo. Dejemos de lado el “trámite express”: uso de la valija diplomática y entrega en 24 horas en Dubái, donde el señor Marset estaba preso, por haber ingresado con pasaporte falso. Es decir, tener uno válido, le bastaba para irse de los Emiratos Árabes.
Veamos los convenios internacionales, desde el 97 de la OIT, de 1949, sobre derechos migratorios de los trabajadores a la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares de 1963… Eso hice además de recurrir a los documentos de viaje míos y de mis padres en los años del exilio.
Los documentos de viaje de refugiados no valen en el país del que el titular se refugia, le da autorización a regresar al país que lo otorga. Los otros países son libres de permitir o negar la entrada al titular.
En cambio, los pasaportes comunes, como el que se le dio al Jefe narco, implican un pedido de libre paso al titular. Es decir, se garantiza por parte del gobierno que lo expide que se trata de una persona que debe transitar libremente. Por eso, para obtenerlo, se pide certificado de buena conducta al peticionante. Cuando el Presidente dice “aunque sea un narco, tenemos la obligación de darle el pasaporte”: ¡Miente!
Veamos como dice el pasaporte uruguayo. “En nombre del Presidente de la Rca. Oriental del Uruguay se ruega y requiere de las autoridades de los países extranjeros que dejen pasar libremente y presten toda ayuda y protección…” (Al titular).
El Presidente, sabiendo, nos mintió. Le dio un pase en su nombre a un narco requerido. Sabía y nos mintió.