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Política EEUU | Venezuela | Caribe

Gobierno débil

Nación e imperio

Las acciones militares llevadas adelante por EEUU en el Caribe y en el Pacífico colombiano constituyen indudablemente crímenes flagrantes

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El Gobierno de los EEUU mantiene el despliegue exorbitante de buques de guerra en el Caribe, en aguas internacionales frente a las costas de Venezuela, y desde hace una semana ha decretado el bloqueo total de los barcos petroleros que provienen y se dirigen a Venezuela, interceptando y secuestrando por los menos tres tanqueros, dos de ellos cargados de petróleo, sin ningún otro fundamento que la descarada intención de asfixiar al pueblo venezolano y producir un cambio de régimen que le permita quedarse con el petróleo venezolano, sus tierras y sus activos, como ha reconocido el propio Donald Trump en sus redes sociales.

Los crímenes de EEUU

Las acciones militares llevadas adelante por Estados Unidos en el Caribe y en el Pacífico colombiano constituyen indudablemente crímenes flagrantes: asesinatos cometidos por un Estado contra civiles indefensos y no identificados bajo cargos falsos o indemostrables y el robo descarado de barcos, secuestro de sus tripulaciones y piratería sobre sus cargas en aguas internacionales, invocando sus propias disposiciones y sanciones, y una suerte de soberanía extraterritorial que convierte aguas neutrales e internacionales en su jurisdicción efectiva, frente a un silencio inaceptable de la mayor parte de la comunidad latinoamericana Uruguay incluido y con la connivencia de un grupo de países cuyos gobiernos han renunciado abiertamente a su soberanía, reconociéndose como nuevas colonias hasta extremos de tal extravagancia que harían avergonzar a los próceres.

La escalada militar estadounidense en el hemisferio y su nuevo documento de doctrina de seguridad nacional, todo construído con falsedades y bravuconerías, como la que busca adjudicar a Venezuela responsabilidad sobre la epidemia de fentanilo en Estados Unidos, representan en conjunto un golpe de Estado continental, toda vez que el Gobierno de Trump se arroga el derecho de imponer su poder de facto por mecanismos militares, políticos y económicos, imperando bajo apercibimiento de sanciones económicas desestabilizantes, bloqueos militares, asesinatos, robos descarados, hostigamiento mediático, diplomático e acciones de injerencia absoluta, incluyendo el despliegue de tropas, aviación, la amenaza del uso de la fuerza y el control total de flujos comerciales y migratorios.

¿Qué puede pasar en el Caribe?

No es posible determinar si Estados Unidos atacará territorio venezolano e iniciará una guerra abierta, pero en el caso de que así lo haga, el problema excede a la catástrofe humanitaria que se producirá en toda la región. Como advirtió el presidente Lula, las consecuencias van mucho más allá, porque significará la mayor afrenta a la soberanía de América del Sur desde la guerra de las Malvinas, y la primera agresión en territorio continental sudamericano.

El Gobierno de Trump es un gobierno débil, de un imperio cuyo poder declina frente al ascenso de otras superpotencias capaces de competir económica y tecnológicamente con Estados Unidos. La gestión de Trump es una gestión completamente inmoral, fascista, racista, liderada por un mentiroso absoluto que carece de la más mínima credibilidad y prestigio. La mayoría de los estadounidenses rechazan la guerra y, aún más, lo rechazan a él, convencidos de que es un impresentable que actúa por capricho y esconde un pasado turbio. Pero mientras tanto, gobierna. E incluso, si fuera sustituido mañana mismo por un demócrata, nada asegura que esa nueva administración, seguramente menos incivilizada, no continuaría con la misma estrategia de control total neomonroísta.

Como sea, el factor expansionista de los Estados Unidos ha cobrado el protagonismo de antaño y que quizás, en realidad, nunca perdió, pero pasó a ser indispensable conocer la posición de todos los actores políticos y líderes de opinión locales sobre este fenómeno. No hay pragmatismo que valga, no hay clima negocios ni prudencia diplomática: cuando el comando sur rodea las aguas continentales, y el presidente de Estados Unidos bloquea países, roba barcos, mata gente en aguas internacionales, amenaza con invasión en nuestro continente, agrede a los latinoamericanos en su territorio e impone su criterio en instancias electorales mediante chantajes descomunales, hay que saber de qué lado se encuentra cada uno: con el imperialismo o contra él.

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