Ayer sábado se cumplieron 38 años de la “Marcha de los Estudiantes”, realizada el 25 de septiembre de 1983 y que constituye un punto de referencia en la historia del movimiento estudiantil uruguayo y de los sectores que por entonces reclamaban el fin de la dictadura y la restauración de la democracia en el país.
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Ese día finalizaba la Semana del Estudiante, organizada por la Asociación Social y Cultural de Estudiante de la Enseñanza Pública (ASCEEP). A 10 años del quiebre institucional, la marcha constituyó un mojón en los reclamos por democracia. Una multitud caminó desde la Universidad de la República hasta el estadio Luis Franzini, manifestando de distintas formas el rechazo al régimen cívico-militar, reclamo que se cristalizaría en la lectura de un manifiesto en medio del estadio, repleto de personas.
En esos años, desde octubre de 1973, la Universidad de la República se encontraba intervenida por el régimen. Gran parte de los docentes habían sido expulsados y cualquier tipo de manifestación contraria al gobierno de facto, reprimida. La Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU) había sido ilegalizada por el gobierno de Juan María Bordaberry, en noviembre de 1973.
La ASCEEP fue fundada en abril de 1982 y nucleó a alumnos universitarios y de Educación Media. Se gestó a partir del intercambio entre murgas surgidas de algunas facultades, cuadros de fútbol, asados y revistas de estudiantes.
Esta asociación, apoyada por algunos docentes, formó academias para preparar a estudiantes en el examen de ingreso obligatorio impuesto en 1980, medida que le otorgó a la organización gran popularidad entre el alumnado.
La marcha
Para poder llevarse a cabo, la marcha tenía que contar con autorización de la Policía. Delegados de ASCEEP mantuvieron sendas reuniones con jerarcas de la Jefatura de Policía de Montevideo y astutamente disfrazaron la convocatoria como un festejo por la primavera, en el que habría incluso carros alegóricos.
Sin embargo, más que carros alegóricos, la marcha contó con cánticos contra el régimen y con enormes pancartas en las que se exigía, entre otras cosas, la legalización de la FEUU.
La convocatoria reunió a miles de personas por Bulevar Artigas hacia el estadio Luis Franzini. El cálculo de los manifestantes varía según la organización involucrada. Según los organizadores, participaron entre 50 y 60 mil personas, mientras que la Jefatura de Policía consignó en un memorándum sobre la marcha, unas 15 o 20 mil.
La marcha culminó en el estadio de Defensor Sporting, donde se agrupó la multitud y frente a la cual se leyó denominado “Manifiesto por una enseñanza democrática”.
En la oratoria, se rechazaba en modelo económico de la dictadura, la pérdida de autonomía en la educación secundaria y en la Universidad, la educación elitista, los mecanismos restrictivos para el ingreso de estudiantes y la persecución de docentes, estudiantes y funcionarios.
Asimismo, se reclamó el fin del gobierno dictatorial y de la intervención universitaria, el restablecimiento del cogobierno en la Udelar, la derogación de la Ley de Educación de 1970 y la libertad de agremiación para docentes y estudiantes.