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Sociedad derechos | colectivo | LGBTIQ

Lucha y activismo

Frontán: fe y acción para sostener el sueño de conquistar derechos

Conversamos con Fernando Frontán para conocer su visión sobre diferentes aspectos relacionados al colectivo LGBTIQ y la lucha por la conquista de derechos.

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Fernando Frontán es pastor, activista por los derechos de la diversidad, y capellán (cuidador espiritual) dedicado a la rehabilitación de personas con consumo problemático de drogas que realizan aislamiento en el campo. En 1997 debutó en televisión y fue el primer panelista homosexual que participó de la TV uruguaya.

Frontán fue declarado Ciudadano Ilustre junto a Diana Mines (histórica activista y referente) en el marco del lanzamiento del Mes de la Diversidad celebrado por la Intendencia de Montevideo.

¿Que significó ser declarado Ciudadano Ilustre de Montevideo, luego de tantos años de lucha y activismo en el colectivo LGBTIQ?

Lo primero que me viene a la mente es un profundo sentimiento de gratitud, de paz, de alegría, ya que durante mucho tiempo cuando los vientos no soplaban a nuestro favor no alcanzaba la rebeldía, el enojo, la frustración, para enfrentar la embestida baguala de la derecha conservadora que estaba en sus pedales, siendo homofóbica, biologicista y fundamentalista religiosa, conjuntamente. Nos enojaban mucho las mentiras en las que se apoyaban aquellos discursos que aún hoy algunos lo siguen sosteniendo. Entonces nos hervía la sangre y queríamos hacer cosas, pero cuando teníamos que dar el paso de responder, el aliado mayor de la homofobia era el miedo, y el miedo no estaba en los otros sino adentro nuestro y actuaba, frenaba, cuestionaba y te hacía sentir perseguido y trancado como con una doble llave dentro del armario, como pudiendo ver por el ojo de la cerradura, pero de alguna manera el miedo te limitaba a dar ese paso. Por eso creo que fue necesario crear un sueño, creer en un sueño que estuviera más allá de esa puerta del armario, yo lo necesité, yo necesité creer en un sueño. Soy un hombre de fe, mi sueño siempre estuvo ligado al evangelio y el evangelio siempre estuvo ligado a la justicia social, a la liberación humana, a la solidaridad, al encuentro con el otro, al amor y no como una expresión romántica sino el amor como una expresión de solidaridad, de justicia y de equidad.

La importancia del sueño

Frontán habló del punto de partida, que a su vez se transformó en el punto de inflexión de su camino en la lucha por los derechos para el colectivo, creer en su sueño.

Entonces ese sueño a mí me movió, de ahí sale un discurso mío parafraseando a Martin Luther King: yo tuve un sueño y en ese sueño estabas vos. Aquellas palabras de Martin Luther King en la década de los 60 eran “yo tengo un sueño” y era el sueño de la libertad emancipadora del colectivo afroamericano. Pero en mí tenía que ver con mucha gente que no veía, que estaban dentro de los armarios, porque en la década de los 70 y 80 nos identificamos por códigos, las miradas eran códigos, algunas palabras eran códigos, no era fácil colectivizar y no era fácil identificar los sueños de una identidad socialmente aceptada, integrada al común de la vida ciudadana. Pero el sueño imperativo de generar un algo diferente a la oscuridad húmeda, fría, de los armarios, a mí me movió y me movió a que moviera a otros. Luego la vida generó oportunidades y de ahí surgió la posibilidad de hacerme visible públicamente trabajando en televisión y fueron espacios en donde pude ir realizando el sueño. Y los sueños se sostienen con fe en las acciones que uno tiene que dar, fe y acción van de la mano, no podés soñar si no pones nada de vos para hacer algo. Volviendo a la frase yo tuve un sueño y en ese sueño estabas vos, yo tenía el sueño que el Uruguay podía ser más incluyente, más participativo, pensar en más derechos para más personas, y menos dolor para más personas. Ese sueño incluía la rebeldía y esa rebeldía fue como un puntapié para salir del armario y después de que salí del armario no pude creer nunca más ni dejarme amedrentar por el cuco del discurso homofóbico. Además, colectivizar el sueño nos permitió fortalecer el sueño, porque al principio fuimos Diana Mine y yo, pero detrás nuestro había colectivos de gente que se movilizaba con nuestra visibilidad, se unía a la lucha y sostenía esa historia de lo que uno no ve pero que está y eso que está sosteniendo es el colectivo y así fue. Pasaron 25 años de la salida en televisión y 30 años del primer acto de visibilidad del movimiento en la plaza libertad el 28 de junio de 1992 con aquel pasacalle de Basta de Discriminación y después vino una larga ruta que nos trajo hasta aquí, a 30 años de aquellos acontecimientos hoy tenemos una ruta legislativa bastante avanzada, tenemos políticas públicas que dejó el gobierno de izquierda bastante avanzada y efectivamente tenemos mucho de ganancia en la vida social, ya no es lo mismo decir ser gay, lesbiana, trans en 2022 que en 1992 y que te reconozcan como precursor y en el grado de ciudadano ilustre da mucha alegría porque en el fondo quiere decir valió mí la pena creer, valió la pena actuar y no estaba tan errado.

Tu permanencia en el activismo te permite ver en perspectiva las diferentes épocas y momentos ¿Cómo ves la evolución del colectivo en relación a la conquista de derechos lograda?

Yo creo que deberíamos dividir en tres bloques, un bloque de 1992 para atrás que es un poco esa primera salida del armario, sacando la cabeza por la ventana y realizando algunas incidencias básicamente dirigidas al colectivo dentro de los ámbitos propios del colectivo, lugares de encuentro, boliches. Ahí estuvo trabajando mucho la Fundación Escorpio desde 1984 al 87, después Homosexuales Unidos es quien da el puntapié de hacernos visibles y ahí está el icono del 28 de junio 1992 donde se hace la primera manifestación pública con el pasacalle de Basta de Discriminación y eso da pie a una visibilidad primaria de poner la agenda desde la resistencia hasta la rebeldía y hasta aquí vamos. Eso lleva a que el movimiento comience a tener participación en programas de radio y comenzar a hablar del tema, aunque no era fácil, la invisibilidad tenía que acompañar el proceso inexorablemente porque si eras descubierto podías perder tu trabajo, podías ser rechazado en tu familia. Entonces es en el período del 92 hasta 97 -comienzo del 2do bloque- qué nos hacemos la pregunta si es posible la igualdad sin visibilidad. Luego vino el paso siguiente que fue salir en televisión empezando con el programa El Reloj el 27 de junio de 1997 cuando Diana Mine y yo salimos y ponemos el tema sobre la mesa y eso entra en la familia a través de la televisión y fue un escándalo, pero un escándalo que nos dio un pasaporte para seguir en televisión con mi participación en el programa Debate Abierto y poder seguir desde un lugar como un activista LGBTIQ por los derechos. Todo eso nos fue dando como cierta contraseña, ya si estás en televisión tenés más voz que si no lo estás, entonces nos abrió las puertas de los legisladores, pudimos empezar a conversar y ahí empezó una ruta que fue la ruta a la visibilidad hacia los derechos, de los derechos consagrados y conquistados, ya empezamos entrar tímidamente en la agenda política del país.

Gobierno y derechos

El activista remarcó claramente cómo fueron los diferentes perfiles de los gobiernos de turno y de qué manera se fue construyendo la agenda de derechos para el colectivo.

En el 2000 entra el gobierno de Jorge Batlle y pega una patada en la puerta media torcida que le sale mal porque hace unas declaraciones en el New York Times donde dice que los homosexuales son enfermos y otras barbaridades más y eso le genera problemas a él como gobernante, pero nos da pie a nosotros para armar un escándalo público internacional y fue una cosa políticamente condenada. Por ejemplo, cuando Jorge Batlle fue a París no se le dio la llave de la ciudad, tampoco se le dio en Berlín por esas declaraciones y de todas formas nunca se retractó. Pero al mismo tiempo en sus filas y en la presidencia de la Cámara de Representantes estaba por el foro 2000 Washington Abdala, quien abre el parlamento en un espíritu cabildista, abierto a la ciudadanía y genera los Foros de la Diversidad en el año 2000. El primer foro es el de la diversidad sexual y de ese foro surge un grupo de legisladoras mujeres junto a Washington Abdala y Felipe Michelini que representaba al Nuevo Espacio que se unen a pensar sobre cómo empezar a reconsiderar derechos para la comunidad LGTBIQ y de ese foro surge el proyecto de modificación al artículo 149 Código Penal en el que se protege a las personas por incitación al odio y a la violencia y se especifican algunos grupos de la sociedad y se incorpora allí identidad y orientación sexual. Esa iniciativa que se aprueba en el 2003 da pie a nuevas cosas y empezar principalmente a entrar en las agendas. Las mujeres del Frente hacen su trabajo en su partido y cuando llega el Frente al gobierno en el 2005 ya había una base qué después se fue desarrollando a lo largo de todos los años de gobierno que tuvieron, dónde se legisló la Ley de Unión Concubinaria, el Matrimonio Igualitario, la reforma del Código de la Niñez y la Adolescencia, la Ley Integral Trans, en fin, una cantidad de leyes que fueron favoreciendo el amparo legislativo y al mismo tiempo en esos tres períodos de gobierno hubieron políticas públicas que consagraron estos derechos, entonces el cambio fue sustantivo. Al mismo tiempo, hubo un movimiento que creció ampliamente desde 2005 en adelante, pero creció bajo el amparo de un estado protector que fue generando derechos y garantizándolos. Asimismo, el movimiento creció porque hubieron muchos líderes del movimiento que pasaron a ser líderes políticos dentro de las filas del gobierno y entonces ahí me parece que de alguna manera se generó una especie de trampa que fue que el movimiento saliera de su espacio de identidad civil y se confundiera con el gobierno o con los espacios gubernamentales y esto hizo que se infantilizara el movimiento. Hoy tenemos un movimiento bastante inmaduro, como un nene caprichoso que creció con todo lo que papá y mamá le dio y ahora reclama más y no sabe que las cosas se tienen que conquistar por el esfuerzo propio. Entonces ahora el movimiento que esta enfrentando a otro gobierno democrático que no dedica recursos para la diversidad y no le interesa la agenda de derechos de las personas LGBTIQ, no sabe cómo actuar y está inmaduro, sin líderes y cómo en el sillón del caprichoso pidiendo y creo no es por ahí. Igualmente siguen surgiendo colectivos generando cosas propias desde los recursos propios y pienso por ejemplo en el coro de hombres gay de Montevideo que ha iniciado una especie de militancia dirigida hacia la sociedad, desde la cultura, generando sensibilización, visibilizando realidades más allá de los estigmas, que no genera eso de “transa política” pero si genera impacto de transformación social.

¿Cuáles son los temas pendientes y qué importancia tiene el rol del Estado y la sociedad en el avance de los mismos?

Creo que la educación es una agenda pendiente, el tema de la educación sexual en la currícula pública debería estar desde un ámbito científico, la sexualidad humana tiene que ver con elementos básicos de la sociedad, una persona que no está con su sexualidad en paz, responsable, a gusto, más tarde o más temprano deriva en problemas de salud, más tarde o más temprano deriva en problemas de frustración, más tarde o más temprano deriva en problemáticas de suicidio adolescente y dentro del suicidio adolescente que en el Uruguay es grave, gran parte del porcentaje se lo lleva la orientación y la identidad sexual. Entonces, empoderar a los jóvenes y adolescentes para que puedan ser sí mismos, para que encuentren recursos resilientes es parte de una tarea educativa de una sociedad y eso debería estar ahora que se está hablando tanto de reforma educativa, que la reforma educativa no nos lleve para atrás. Otro tema pendiente tiene que ver con convivencia y familia, ya que aún sigue habiendo problemas con el reconocimiento de nuestra familia más allá de que legalmente están reconocidas, pero socialmente no siempre son amparadas y cuidadas de la misma manera que son el resto de las familias. Entiendo que hay dificultades para el hogar constituido, hay dificultades para todo lo que tiene que ver con derechos económicos asociados a la familia. Otro tema que considero muy importante tiene que ver con asumir realmente la cuestión trans y no binaria que es un debe que tiene el país, que no lo quiere ver, no lo quiere hablar, no genera espacios y obviamente eso genera repercusiones laborales de inserción y reinserción laboral. Esas son las agendas pendientes que hay que trabajar y el movimiento debería empezar a mirar hacia ahí y no hacia al ombligo propio cómo está mirando.

No lo mencionas, entonces te pregunto por la 3era edad ¿Está la 3era edad en la agenda? ¿Cuál es la realidad de ese sector del colectivo?

Bueno, traes un tema sumamente olvidado, esta es una realidad muy cruel. Las generaciones de mujeres gay o un gran número de mujeres gay crecieron con hogares y con familia, no todas, pero sí con hijos y hay ciertas estructuras socio familiares básicas que cuidan de esa mujer adulta, de esa mujer adulta mayor, anciana. Pero el hombre gay prácticamente está condenado a la soledad y quien no desarrolló recursos económicos para sobrevivir en la vejez está condenado también a la pobreza. No hay una mirada hacia ese lado, no está en la agenda LGBTIQ el tema. Parece que mira solo a la juventud, a la belleza y a la estética, pero después de los 50 desaparece de la agenda y aparte se vuelve una cosa cruel porque inclusive los hombres mayores de 50 terminan siendo objeto de una perversidad propia del capitalismo de una población joven que busca en el veterano cierto respaldo económico, lo que llama el Daddy Sugar, esa crueldad es terrible. Yo creo que aquí escapa inclusive de las políticas públicas, tiene que ver con cómo nos tratamos, nos consideramos, nos incluimos. Parece que la gente LGBTIQ joven va a ser joven siempre y eso es una mentira que con el correr de los años se van a dar cuenta. Entonces deberíamos tener atención en esto, en el mundo el problema de la vejez LGBTIQ no está integrada, no hablemos de las personas trans porque están es más dramático este tema. Igualmente creo que también es muy parecido a cómo la sociedad contemporánea mira a la vejez y la mira con descuido y yo creo que aquí hay un grandísimo desafío que tiene por delante el colectivo y ojalá aparezca este tema en algún momento.

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