Textos: Rosana Cheirasco
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La Gringa ha vuelto a funcionar con los protocolos correspondientes y los espectadores podrán elegir dentro de una muy variada cartelera, con diversas puestas en escena que llevan varias temporadas en cartel y el estreno de El Niño Argentino de Mauricio Kartun.
Álvaro Correa nos cuenta que La Gringa fue concebida como un proyecto de cooperativa artística que arrancó hace ya nueve años, que además de cobijar propuestas de autores nacionales en el circuito independiente, mantiene un intenso vínculo con dramaturgia argentina contemporánea y agrega: “Uno de los autores ya clásicos es el argentino, Nelson Valente y tenemos varias obras de su autoría en cartelera”.
Los viernes se presenta El loco de la camisa en su quinta temporada; los sábados continúa la versión de Solo llamé para decirte que te amo, en su cuarto año en cartel, y también hay funciones de Declive, que se estrenó en noviembre de 2020.
Acerca de la elección reiterada de los textos de Valente, Correa reflexionó: “Son obras que tienen un costado muy popular, que logran gran consenso con el público. Son de barrio, nacieron en el mítico teatro Ensamble del Complejo Cultural Banfield, que lamentablemente ha cerrado a causa del prolongado parón teatral porteño como consecuencia de la pandemia.
Sobre el estrecho vínculo sobre la dramaturgia de este autor de la vecina orilla, Álvaro Correa contó a Caras y Caretas: “Fuimos en varias oportunidades al teatro Ensamble, siempre nos gustó mucho su forma de ver el teatro, de contar historias que nos llegan de cerca y al mismo tiempo tienen humor y agregó “alcanza con acordarse de Shakespeare, Valente lo hace muy bien.
La propuesta se completa con una obra infantil, Robin Crusoe… el mar; según recuerda Correa, es una propuesta que nació hace 12 años, la comenzamos a ensayar cuando nuestro hijo Facundo estaba en la panza de su mamá, y durante años la disfrutó desde la primera fila. Es una obra que acerca a los niños de tres a cien años. Este clásico de Daniel Dafoe es una puesta musical dinámica que rescata el juego escénico que está en la base de toda aventura teatral”. (Va los sábados de tarde).
Lo que se viene
En relación al resto del repertorio de la Gringa, Álvaro Correa nos contó que también tienen el proyecto de la obra Como pasará el tren, de la dramaturga Lorena Romanín, “que la tuvimos en cartel febrero y marzo y seguramente la repongamos el próximo año.
Nosotros nos habíamos presentado al Programa Fortalecimiento de las Artes de la Intendencia de Montevideo y fuimos seleccionados. Esto nos permitió hacer funciones en diferentes barrios y aún quedan algunas por hacer. Es una obra íntima, minimalista, que habla del choque entre la ciudad y el campo. También hay otro texto de autor argentino proyectado para el año próximo, Enamorarse es hablar corto y enredado, de Leandro Airaldo, discípulo de Mauricio Kartun, que ha recibido buena crítica y varios reconocimientos por esta pieza”.
La vaca atada
La expresión de tener la vaca atada, como sinónimo de fortuna inagotable, tiene su origen en los tiempos en que la alta burguesía argentina, especialmente la ganadera, a finales del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX se trasladaba a Europa en amplios transatlánticos que les permitían llevar vacas para proveerlos de leche fresca durante la travesía.
El niño argentino es la nueva puesta de el espacio escénico La Gringa y las funciones vienen recibiendo buena respuesta del público.
La pieza, con un fuerte contenido político, fue estrenada por Kartun en 2006 en el Complejo San Martín de Buenos Aires. Correa sostiene que dada la inteligencia de la prosa y lo contemporáneo de la propuesta, nos resultó un texto más que atractivo para llevarlo a cabo. En la versión local actúan Rodrigo Garmendia, Matías Vespa y Natalia Agosín. La puesta está acompañada de básicos en vivo de Santiago Almada y Guadalupe Calzada; Correa recuerda: “Dudamos de seguir a Kartun en esta idea de músicos en el escenario, pero al final lo elegimos y gusta mucho”.
Consultado sobre la decisión de sumar esta innovadora propuesta a la cartelera, Correa nos dijo: “La vimos en 2007 en Argentina en el teatro Regina, nos pareció una joya, quedamos fascinados con las actuaciones y el texto. Era una locura ver en pleno siglo XXI una obra en verso con despliegue actoral increíble y además una actriz haciendo de vaca”.
El humor guarango, al decir de Kartun, nos causa gracia, es muy popular. Pero a su vez tiene un fuerte contenido político. “La primera vez que la vimos, recuerda Correa, no nos parecía posible hacerla en Uruguay porque estaba vinculado a un momento histórico de la Argentina (las consecuencias del final del menemismo). Kartun la escribió penando en Menem. El muchacho, el gauchito, en el último gesto que hacía en la puesta porteña se pone un patacón en la boca, que representa a Menem haciéndose rico y traicionando sus ideales.
Viendo es obra en 2006, en Buenos Aires, no nos parecía posible hacer esa versión acá. Y entonces, el niño argentino de Kartun fue, durante mucho tiempo, un buen recuerdo.
Pero ahora, con todo lo que está pasando en Uruguay, el texto adquirió un sentido nuevo.
Nuestra lectura es diferente a la de Kartun, porque las circunstancias políticas no tienen nada que ver con las de aquel momento. Pero pensamos que es plenísima la metáfora, cuya interpretación dejamos libre como para que cada espectador complete su significado. La anécdota de el niño argentino se desarrolla en la Argentina de principios del siglo XX, en que las familias de la opulenta clase ganadera viajaban Europa acompañadas de su vaca. El animal, la clásica Holando campeana, viajaba acomodada en bodega y abastecía de leche fresca a la prole durante los largos días de embarque”.
La obra centra su mirada en la relación entre el niño bien, su peón y la vaca, a la vez que reformula las relaciones de poder. Al decir del propio Kartun, “es una obra de teatro político, que se basa en la idea marxista de que la parodia continúa a la tragedia; citaba en el programa de mano en el estreno porteño: “Todos los grandes hechos de la historia universal se repiten dos veces, una vez como tragedia y otra, como parodia”.
Para el autor, la dolorosa tragedia de la última dictadura argentina fue replicada por la parodia que supusieron los gobiernos de Menem y De la Rúa.
El texto nos muestra a través de sus tres personajes una visión clase que se desarrolla y se transforma en el tiempo que dura el viaje a Francia.
Álvaro Correa nos cuenta “es una obra que además de ser divertida te hace pensar mucho. Se ubica en 1920 pero mucho de lo que plantea no ha cambiado nada. La relación entre el niño argentino y el muchacho de campo parece de nuestro tiempo. Esto repercute en toda la sociedad, porque estos dos arquetipos se siguen vinculando de la misma manera”.
“Trabajar con los actores fue difícil, teníamos que crear un mundo que vinculara el universo de Kartun con Uruguay, es decir, con nuestra realidad. Fue un desafío muy interesante. Todo fue armándose de a poco, nos centramos en la creación de los personajes en sostenerlos y en lograr que las situaciones fueran creíbles.
Por último, nos cuenta: “Definir el espacio fue una tarea larga. Todo arrancó estableciendo dónde iba a ir el brete de la vaca, después dónde ubicamos los fardos, que es el lugar donde ocurren varias escenas. A su vez ubicamos la borda, porque esta obra se desarrolla en la bodega de un barco, es decir, los de arriba y los de abajo. Pero las escenas transcurren abajo, cuando desciende el niño argentino”.