Textos: RT
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En el diverso mapa de la canción popular uruguaya, la cantante, compositora y multiinstrumentista Lucía Severino ha construido un perfil estilístico y estético singular, jugado a la vitalidad poética y musical, así como la integración de distintos lenguajes artísticos. Tras un intenso proceso de creación, este año ha concretado su último proyecto discográfico, Una, de edición independiente, que fue concebido y lanzado en cuatro capítulos de tres canciones cada uno, en la que capitaliza la experiencia de sus trabajos anteriores, Los días (Ayuí/Tacuabé, 2014) y Presente continuo (Independiente, 2017), así como las experiencias con su proyecto Tránsito.
En diálogo con Caras y Caretas, Lucía repasó algunas de las apuestas estéticas de esta nueva obra y adelantó algunos detalles del concierto que dará el jueves 4 de noviembre, a las 21 horas, en La Trastienda.
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¿Cuáles fueron las ideas que dispararon el proceso de creación de Una? ¿Las canciones que integran el repertorio de los cuatro capítulos ya las tenías en carpeta o fueron compuestas especialmente para el proyecto?
La principal idea musical con la que empecé este proceso tiene que ver con un vínculo con el sonido, con la musicalidad de las palabras, con la música cómo dinámica, como relato, como paisaje y como estado, como vehículo para las palabras, sus sonoridades y ritmos. La idea de grabar se hizo presente como una necesidad. Tenía muchas músicas que venía experimentando en diversos formatos, muchas canciones compuestas y necesariamente tenían que ser plasmadas en una obra. Este material inicial, de letras escritas, canciones compuestas, se complementa con canciones que surgieron en el proceso. Me dí la chance de empezar a trabajar lo que tenía y dejar emerger músicas nuevas. También sucedió que canciones que no habían encontrado su forma en otras ediciones se materializaron en Una, encontraron su cauce en este proyecto que es muy abierto y nada prejuicioso. Otro elemento fundamental en el resultado es el trabajo con el Mono Reyes como productor. Desde el inicio sabía que quería trabajar en comunicación con otra mirada, que pudiera ver lo que a veces desde adentro no es tan fácil, que pudiera poner en valor otros elementos y aportar experiencia y musicalidad.
Tras escuchar los capítulos de esta obra, queda claro que el título del álbum encarna la idea de asumir y defender la multiplicidad de facetas -incluso las oposiciones- que componen una personalidad creativa, una suerte de diversidad en la unidad. Esta idea se reafirma, además, con los trabajos gráficos que acompañan cada capítulo.
Concuerdo con lo que planteas. Así es, son estados expresivos que tienen un sentido propio, pero que son complementarios. No somos siempre del mismo modo, somos seres variables. El primer capítulo es una explosión si se quiere, de emociones fuertes que necesitan estructuras firmes y sonidos que las contengan. En el segundo capítulo hay una búsqueda más evocativa, es más lento, requiere otra escucha, tiene muchos detalles en el sonido que tal vez no son perceptibles de primera, tiene construcciones rítmicas y tímbricas muy minuciosas y delicadas. Es como un entramado dónde todo se sostiene en un delicado equilibrio. El tercer capítulo tiene una propuesta sonora que vuelve a ser más fuerte, pero que conecta mucho con los ritmos afro, funk, candombe pero que contrastan con formas poéticas como las décimas y el soneto. Es denso en los textos y bailable en el ritmo. Y el cuarto capítulo apuesta a lo onírico y lo más etéreo, deja un poco el ritmo de lado para meterse en construcciones paisajísticas sonoras y baladas. Aparece el rock en ese contexto. El trabajo de Margarita Brum en las portadas, así como en el video animado de Palabra o las proyecciones del show en vivo son una perfecta síntesis de lo sonoro, describen y complejizan de un modo muy creativo la propuesta musical. Estoy muy feliz con el vínculo de lo plástico con lo musical.
¿La idea de estructurar Una en cuatro capítulos breves y con lanzamientos diferidos en el tiempo es parte del plan conceptual de la obra o una estrategia para articular la obra con los hábitos de escucha que se han impuesto a través de las tecnologías de internet?
Es inicialmente una forma de organizar la obra y entenderla. Los grupos de canciones los fui trabajando en el proceso de elección. Responde a una necesidad, que luego se vuelve concepto y finalmente se adapta a las nuevas formas de compartir la música. Desde que comencé con este proceso vinculé la música a colores, así las fui sintiendo, gracias a Juan Asuaga, un músico y gran amigo, descubrí que tenía mucho del concepto de sinestesia, dado ese vínculo paralelo de lo sonoro con lo visual y los colores. También con ciertas atmósferas, sonidos y paisajes que remiten a sensaciones táctiles, olores, etc.
Aunque no sea una referencia explícita en todas las canciones, la corporalidad es una suerte de tópico que atraviesa tus canciones y las cohesiona. Hay en todas un cuerpo que vibra, que busca, que sueña, que baila, que canta, que ama. ¿Esto es el resultado de una búsqueda intencional en lo poético y en lo musical o deviene de una natural conexión entre tu quehacer compositivo e interpretativo con tus trabajos en el campo actoral?
Me inclino a pensar que tiene que ver con esto de crear desde distintos lugares y no necesariamente desde lo instrumental. No hay una búsqueda intencional pero pensando en tu pregunta me doy cuenta de esta referencia permanente y pienso que el ser actriz también influye, y está el vínculo con la danza. En la formación actoral, sobre todo en la que yo realicé, se busca la conformación de un cuerpo poético, capaz de transmitir emociones, de expandirse. Las acciones que conllevan un cuerpo, el cuerpo que trae consigo el ritmo, las palabras que se hacen carne porque también son cuerpo. El cuerpo es todo lo vivo, lo que somos, lo que envuelve las sensaciones inmateriales. También el cuerpo me significa un gran misterio, sobre todo en su interior, lo que somos pero no podemos ver, lo que intuimos.
¿Cómo concebiste la puesta en escena del concierto en La Trastienda?
La idea es dar a través de la puesta en escena, la luz, las imágenes y el sonido las sensaciones de cada capítulo. Buscar esa conexión con lo sensorial en la escena. Trabajamos con un equipo divino con Leticia Martínez en luces y escenografía, El Mono Reyes en el sonido, las imágenes compuestas por Margarita Brum para proyectar. Se suma para esta ocasión Mauricio Prato en visuales y escenografía también. La banda está compuesta por Fernando Servián, Francisco Servián, Joaco Pena, Matías dos Santos, Magdalena dos Santos y Ana Oliver.
La idea es pasar por los cuatro capítulos de Una y también hacer un repaso por algunos temas de nuestros discos anteriores. Abre el show Emilia Inclan a dúo con Sabrina Molina. Vienen desde Argentina, precisamente de Tandil. Con Emilia estamos realizando un EP juntas con apoyo de Ibermúsicas, que pronto va a estar disponible.