En unos días, como lo hace desde 1992, la Asamblea General de las Naciones Unidas considerará el proyecto que condena el bloqueo al que Estados Unidos somete a la República de Cuba. Como ya es costumbre, la resolución seguramente contará con los votos de la amplia mayoría de los países. Y, si bien no es vinculante, representa lo que piensa la comunidad internacional sobre esta medida, dijo a Caras y Caretas, David Roblejo, cónsul de Cuba en Uruguay.
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“Como ha sucedido en otras oportunidades, esperamos tener un apoyo mayoritario. No hay que olvidar que esta votación se hace desde 1992. Y desde esa fecha la resolución que presenta Cuba es aprobada, con un apoyo casi total”, subrayó el diplomático.
Señaló que aunque las votaciones no tengan carácter vinculante, “creemos que son una muestra de lo que piensa la comunidad internacional al respecto. La política del bloqueo tiene serias consecuencias en la dinámica diaria. Afecta de alguna manera a todos los sectores, no sólo al comercio bilateral, al comercio con terceros países. Hay numerosos bancos y entidades financieras que se han visto sometidas a multas por comerciar con Cuba”.
“A pesar del resultado positivo de estas votaciones, no se ha levantado el bloqueo. Pero es una muestra de lo que piensa la comunidad internacional”, reiteró Roblejo. Agregó que de todas formas esta medida “da la dimensión de que se trata de un acto de genocidio, como hemos denunciado en otras ocasiones. Y que es una contravención a las leyes del derecho internacional”.
Para el diplomático, “si no se hiciera pública la posición de la comunidad internacional, la política del bloqueo hubiera recrudecido. Es, de alguna manera, una contención de cosas que pudieran haber sido aun más graves”.
Efectos del bloqueo sobre Cuba
Roblejo explicó con algunas cifras los efectos que el bloqueo estadounidense tiene sobre la economía y la vida de Cuba y los cubanos. Precisó que “sin tener en cuenta los efectos de la devaluación del dólar frente al oro, estamos hablando de una cifra que rebasa los 100.000 millones de dólares. Y, teniendo en cuenta la depreciación del dólar frente al oro, estamos hablando de más de 900.000 millones, o se,a casi un billón de dólares”. De esta manera, el desarrollo económico de la isla se ha visto distorsionado y retrasado. Al punto que “nuestro presidente, [Miguel] Díaz-Canel, decía que se trata del principal elemento que de alguna manera ha imposibilitado un desarrollo económico a la altura de lo que hubiéramos previsto”.
Desde 1960, cuando fue aprobado por el gobierno del presidente Dwight Eisenhower para presionar a la joven Revolución cubana que había nacionalizado las empresas estadounidenses, el bloqueo “es un elemento que está presente en todas las esferas de la vida del cubano. Entre otras cosas, hace imposible la compra de piezas de repuesto para el transporte. También para el equipamiento médico, para hospitales, materiales escolares, algún tipo de medicinas para pacientes con enfermedades complejas. Eso nos obliga a adquirirlos en terceros países y a triangular operaciones financieras. Con el consiguiente encarecimiento, y a veces pagar precios por encima de los que hubiéramos podido conseguir en otros mercados”.
Una de las consecuencias del bloqueo es que ha generado “un gran pánico entre las entidades financieras que mantienen operaciones con Cuba. Teniendo en cuenta que cualquiera que comercie con nuestro país puede ser de alguna manera sometido a una multa o represalias. Hay un caso típico de este tipo de sanciones y fue a un banco francés en 2014. Se le multó por haberle hecho una transferencia a Cuba. La multa sobrepasaba los 1.000 millones de dólares. En marzo de 2016 el Departamento de Estado emitió una regulación por la cual se autorizaba a Cuba a realizar comercio internacional en dólares. Y, aunque de alguna manera la ley habilita que se pueda hacer, ningún banco lo ha hecho. Ha habido en este período cancelaciones de pago, retenciones de fondos”.
“Es un tema que impacta en la vida diaria del cubano y que tiene repercusiones en todos los ámbitos”, subrayó Roblejo.
Fue en octubre de 1960 cuando, en respuesta a la nacionalización de empresas estadounidenses por parte del gobierno revolucionario conducido por Fidel Castro, que el gobierno del presidente republicano Dwight Eisenhower estableció un bloqueo parcial a Cuba. En febrero y marzo de 1962, el gobierno del demócrata John F. Kennedy amplió y reforzó el bloqueo que se mantiene hasta nuestros días.