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Cultura y espectáculos música | cultura | libro

Desmitificar la lucha entre lo clásico y lo popular

Cultura y Música: Lucía Gatti y su trabajo democratizador de acceso a la música

"Puente de cuerdas" Cancionero latinoamericano para chelo (Ediciones del Tump, 2025)

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Caras y Caretas Diario

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Formada en la Escuela Universitaria de Música y en Buenos Aires con la Prof. Myriam Santucci, desarrolla una amplia trayectoria en la música uruguaya.

Fundadora del quinteto de tango La Mufa, integra además los grupos de Leo Maslíah, Loli Molina (Arg), Ana Prada, Silvina Gómez, La Orquestita, Tercera Fundación, Eduardo Larbanois y Eli-u Pena, con actuaciones en Uruguay, Brasil, Argentina, México, Chile, Venezuela, Ecuador, España, Suiza y Suecia.

Ha musicalizado y participado en diversas obras de danza y teatro, entre las que se destacan Big Bang de Andrea Arobba y Cuartito Azul, de Mariana Percovich, junto a la Comedia Nacional.

Participó en la grabación de más de 40 discos, y ha trabajado con Eduardo“Pitufo” Lombardo, Urbano Moraes, Ernesto Díaz, Fernando Ulivi, Juanita Fernández, Maia Castro, Larbanois-Carrero, Tabaré Cardozo, Carlos Aguirre (Arg), Asamblea Ordinaria, Hugo Fattoruso, Tunda Prada, Once Tiros, Pa entrar en Calor, Ángel Corpa (Esp.), Andrés Bedó, Lucas Lessa, Latasónica, Laura Canoura, Mtro. Jooyong Ahn (Corea), Sandra Mihánovich (Arg.), Orquesta El Arranque (Arg.), Gabriel Estrada, Patricia Robaina, Federico Righi y La Chorona, entre muchos otros.

En la actualidad conforma un trío de música instrumental con Federico Righi y Jorge Trasante, un dúo con Eduardo Larbanois, y se presenta junto al Ensamble del Este con una propuesta de música clásica.

Su actividad musical ha recibido el apoyo y reconocimiento de diversas instituciones: Premio Morosoli (2004), Florencio Sánchez (2010), Fondo Nacional de Música (2004, 2013), Premios Graffiti (2010, 2012, 2016), nominación a Premios Gardel (Argentina, 2019), Fondos Concursables del MEC en Música (2011, 2014, 2017) y en Editorial (2022) para editar su Cancionero latinoamericano para cuerdas. Se le otorga además la Beca de Creación FEFCA del MEC en reconocimiento a su trayectoria (2016).

Con esa amplia y diversa trayectoria , el viernes 11 de setiembre, Lucía tomó un camino aún más innovador y lanzó públicamente su libro: “Puente de cuerdas” – Cancionero latinoamericano para chelo con Ediciones del TUMP.

Puente de cuerdas Carátula cancionero

Este libro plantea una propuesta pedagógica alternativa a los métodos tradicionales de violonchelo, con un enfoque orientado hacia nuestra música popular, no sólo en cuanto a repertorio si no también en cuanto a metodología y modo de aprendizaje.

A partir de 33 canciones latinoamericanas adaptadas para 2 o 3 violonchelos se proponen ejercicios para abordar de forma integral el estudio del instrumento. De la mano del desarrollo técnico se trabajan distintos aspectos inherentes a la formación musical, como la percepción auditiva, el desarrollo rítmico, melódico, armónico, interpretativo y creativo.

Estas canciones están concebidas a modo de pequeñas piezas musicales, para trabajar desde el vínculo estudiante-docente y entre compañeros de nivel inicial e intermedio. La selección se realiza entre los mayores referentes de la música popular uruguaya y reconocidas canciones de compositoras y compositores de Argentina, Brasil, Chile, Venezuela, Perú y Puerto Rico.

Se incluyen composiciones de Alfredo Zitarrosa, Jaime Roos, Eduardo Mateo, Mariana Ingold, Hugo Fattoruso, Estela Magnone, Ruben Rada, Fernando Cabrera, Edú Lombardo, Alberto Wolf, Príncipe, Aníbal Sampayo, Leo Maslíah, Eduardo Darnauchans, Violeta Parra, Chabuca Granda, María Elena Walsh, Carlos Gardel, Alfredo De Ángelis, Simón Díaz, Rafael Hernández Marín, Chico Buarque, Caetano Veloso, Hermeto Pascoal y canciones tradicionales de autores desconocidos.

CYC: ¿Qué te llevó a también expresarte, además de una profesional de la música, hacia la literatura? Porque si bien es un libro sobre música, es un trabajo mixto, ¿no?

Lucía Gatti:

Sí, en realidad es una propuesta, sobre todo es una propuesta pedagógica. En los últimos años, cuando empecé a estudiar violonchelo, éste se veía muy poco fuera del ámbito orquestal. Uno de los que fue mi profesor en la escuela universitaria, Fernando Rodríguez, formó parte de Camerata Punta del Este, que era un cuarteto de cuerdas con piano que tocaba música tango y música uruguaya, pero eran situaciones bastante aisladas.Ver un chelo o un instrumento de orquesta participando de la música popular uruguaya como parte de un grupo era raro.Hoy podemos acercarnos más a eso y la formación fue necesitando acompañar ese proceso.Cuando empecé a estudiar, la única formación posible que había era la formación académica.Para la guitarra, el piano y los instrumentos más populares, había otras opciones que podías optar entre la música, una formación más popular o una formación más académica. En mi caso, yo a pesar de tener una formación académica me dediqué a la música popular y a mí me hizo mucha falta tener un material como el que estoy generando hoy para poder acercarme a la música popular en primer lugar porque la música popular requiere otras habilidades que excedan lo técnico.

Por ejemplo, si a mí me invitan a tocar en un grupo, yo voy a tener que inventar mi participación en ese grupo, voy a tener que desarrollar una línea melódica con el violonchelo para participar y eso es una parte creativa que no está contemplada en la formación académica.

Por otro lado, me parece muy interesante acompañar estas otras inquietudes de gente que se acerca al instrumento, que no necesariamente quiere formar parte de una orquesta pero que de pronto lo que quiere es tocar en una banda de rock, o quiere tocar folclore, o simplemente le gusta el sonido del violonchelo y eso es algo relativamente nuevo.

Antes la única opción era formarse para entrar en una orquesta y eso se reflejaba en nuestra música también. Por otra parte, también las metodologías académicas ,muchas veces, hacen que el camino del estudio sea muy árido y el entusiasmo se resienta en los primeros años de estudio y mucha gente se retira.Hay un gran porcentaje de deserción por esa cuestión de sentir que es algo muy difícil, que es algo complicado, que es muy sacrificado y no necesariamente tiene que ser así. La idea de este cancionero también es también poder estudiar violonchelo y estar tocando música que a mí me guste, música que sea interesante, música que me gratifique, que me entusiasme, que para mí es el motor. El entusiasmo es un motor fundamental para el aprendizaje, para impulsar las ganas y que ese camino de estudio no sea un sacrificio, sea un placer.

CYC:

En tu caso, ¿Cómo fue el proceso de estudio?

Lucía Gatti:

Había un programa a seguir porque era la escuela universitaria. No estaba la posibilidad de decir : "yo quiero tocar música popular" o "a mí me gustaría aprender a hacer un arreglo de violonchelo para tocar con una amiga o me interesaría aprender improvisación", esas posibilidades no estaban en aquel momento y había un programa a seguir muy estricto y exámenes a dar que eran absolutamente específicos. Tenías que tocar tal obra, ni siquiera tenías que tener un nivel técnico "X", tenías que poder tocar en esa posición, eran obras específicas que había que estudiar año a año y no había mucha chance de moverse de ahí. Más adelante, trabajé en un programa que para mí fue interesantísimo, del violinista Jorge Risi, que fue un pedagogo y un violinista importantísimo. Era un programa que se llamaba Grupo Sonantes. Y justamente Jorge Risi promovía llevar los instrumentos de cuerda a lugares donde normalmente no se tenía acceso. A barrios o a lugares del país en los que no había acceso a estos instrumentos. La modalidad de las clases tenía que ser muy distinta, porque uno tenía que seducir a los estudiantes, convencerlos de que estaba bueno estudiar ese instrumento y que se acercaran y se motivaran.

Entonces, una de las cosas que tenía muy interesante este proyecto era que desde el comienzo se armaban pequeñas orquestitas en las que tocaban todos juntos. Tanto los que recién empezaban a tocar con los que hacía años que estaban tocando.

Generacionalmente veías personas con siete años con los que tenían 77 y era una maravilla porque realmente aprendían y por eso sé que no es cierto eso de que hay que esperar mucho tiempo para tocar, que hay que separar a los que saben de los que no saben, a los mayores de los niños.

Lucía Gatti

Entonces, esa experiencia fue muy enriquecedora para mí y también empecé a notar que dentro de lo que es la música popular, la manera de enseñar (además de que se utiliza mucho más la transmisión oral y no tanto la escrita) era a partir de las canciones. A partir de una música se trabaja la técnica, se trabajan otros aspectos de la música como la parte rítmica, como el desarrollo auditivo, la parte creativa. Entonces, integré un poco esas dos cosas. Por un lado, la parte académica en la que están escritas las partituras y hay ejercicios técnicos pero también esta propuesta más popular que es de escuchar el tema, tenerlo en el oído, cantarlo, hacer ejercicios en función de ese tema y después ir al instrumento y aprovechar también para desarrollar algún aspecto técnico.

CYC:

La percepción de la gente, como decías, es muy variada y me intriga saber cómo vencían barreras. ¿Cómo hacían para que se inscribieran a probar tocar un instrumento que tiene la etiqueta de ser de élite?

Lucía Gatti:

Sí. Tanto en mis clases particulares como en mis clases dentro de las distintas instituciones que he trabajado (porque también di clases en Jazz a la Calle, en el Conservatorio Sur, en varios lugares) creo que depende mucho del docente. Creo que lo más importante es que el docente intente tener en cuenta los intereses de la persona que se acerca, los intereses musicales, que lo entusiasma, que lo mueve a acercarse a ese instrumento. Y a partir de ahí, lo que yo intenté personalmente fue tratar justamente de que desde la primera clase fuera algo disfrutable musicalmente, que trabajáramos la técnica, pero que también trabajáramos algo que al estudiante lo motivara, una música que le gustara, una música que tuviera en el oído, una música que lo conmoviera. Hay veces que para un estudiante inicial es difícil encontrar canciones que musicalmente estén buenas o les gusten y que las puedan tocar.

CYC:

Siempre pienso (y menciono) que la cultura en general y el arte en específico, son formas de desarrollar un pensamiento crítico, ¿no? Porque uno, cuanto más se expone a conocer cosas que no sabe, puede tener más elementos para decidir.

Lucía Gatti:

Sí, en la experiencia con Grupo sonantes no sólo se generaba un trabajo musical, también se generaba un trabajo social y un trabajo también a nivel de pertenencia. Si bien me parece que los libros de técnica están buenísimos y los uso incluso para dar clase por otro lado también me parece que no pueden ser el único material disponible. Está bueno que haya distintos materiales para que quien se quiera formar pueda nutrirse de distintas cosas y no solo una forma de encarar la música, de encarar el estudio de la música, porque también estos materiales que parten mucho de la lectura y hacen mucho foco en el aspecto técnico, dejan para atrás, relegan otros aspectos de la música que para mí son importantísimos.

Existe una creencia de que si vos manejás la parte técnica, lo otro después lo podés hacer y, en mi experiencia, no funciona así. Si yo no trabajo la parte creativa desde el comienzo, después me va a costar un montón abrirme a la parte creativa. Si yo no trabajo el desarrollo auditivo, si no trabajo tocar de oído, tocar de memoria, sacar melodías de oído, cuando lo quiera hacer me va a costar un montón por más excelente músico que sea.

CYC:

¿Cómo fuiste construyendo? Porque no debe ser nada sencillo el armado de este cancionero, ¿Cómo lo fuiste armando?, ¿Con qué en mente?

Lucía Gatti:

En realidad, cuando lo empecé a armar no me propuse armar un cancionero, sino simplemente me empecé a cuestionar mi forma de dar clases y empecé a buscar otras formas de dar clases y por lo tanto tuve que empezar a generar materiales porque no encontré en ese momento otras propuestas. Entonces me pasaba de pronto que venía una alumna adolescente, por ejemplo, a estudiar violonchelo y dentro de los materiales que yo tenía, tenía unos ejercicios técnicos que musicalmente no eran para nada cautivantes.

Me inspiré en dos de mis alumnas más chiquitas. Quería mantenerlas interesadas.

Luego de la entrevista me quedé pensando en los misterioso de la inspiración y cómo la razón del lanzamiento de este libro guía , revolucionario desde su propuesta y casi un trabajo de asistente social para democratizar el arte, haya sido inspirado por quienes aún recién dan sus primeros pasos en la vida. Eso es, sin dudas, hermoso.

Este extenso trabajo de de Lucía Gatti llevado a libro, se puede adquirir en este link