El dirigente repasó las jugadas que desataron la bronca: el primer gol de Racing llegó tras una falta que, según su visión, nunca existió y debía haber sido córner; el penal pitado sobre la hora fue descrito como un exceso de rigor que solo puede sancionarse si la falta es “una puñalada en la espalda”; y en el tercero, sostuvo, tampoco hubo infracción.
La crítica no se limitó a esas acciones. Moratorio apuntó también contra el trato hacia los futbolistas aurinegros: “A Nahuel Herrera le hicieron dos faltas antes. A Maxi Silvera lo golpearon todo el partido. Estoy seguro de que el VAR no lo llamó porque ya lo había llamado antes; dos veces no lo puede llamar porque no sale del estadio”, ironizó.
Un árbitro en la mira
Roldán es un nombre conocido para los clubes uruguayos. Tanto Nacional como Peñarol han acumulado antecedentes de polémicas bajo su arbitraje en la Libertadores. Para muchos dirigentes, su designación en partidos definitorios genera las mismas frustraciones. En Avellaneda, esos fantasmas volvieron a hacerse presentes.
Incluso hubo malestar con detalles menores, que para el plantel resultaron decisivos. Moratorio citó el episodio con el arquero Brayan Cortés, amonestado en el primer tiempo por demorar: “Le sacaron una amarilla como nunca se ve en el fútbol, y después lo desconcentraron contándole los segundos antes de sacar”.
La nota a Conmebol
Ante este panorama, Peñarol decidió elevar una nota oficial a Conmebol. El escrito, que será discutido en el consejo directivo, no busca revertir el resultado sino dejar constancia de lo que se considera un arbitraje parcial. “Voy a plantear que presentemos la carta para manejar nuestras discrepancias y establecer las puntualizaciones de las incidencias en las que creemos que fuimos afectados”, adelantó Moratorio.
Horas después del partido, Conmebol publicó el audio y las imágenes del VAR para defender la sanción del penal. En la grabación, el árbitro VAR Juan Lara describe la jugada como una “carga imprudente por la espalda” de Emanuel Gularte sobre Adrián “Maravilla” Martínez, justificando así la decisión de Roldán. El respaldo oficial buscó cerrar la polémica, pero en Peñarol no convenció a nadie.
Entre la bronca y la diplomacia
El caso desnuda una vieja tensión: el sentimiento de desconfianza hacia la justicia arbitral en torneos continentales. Para la dirigencia aurinegra, la Libertadores volvió a escaparse entre fallos discutidos. Y aunque la carta a Conmebol difícilmente cambie algo en lo inmediato, el gesto apunta a dejar en evidencia un malestar recurrente.
En definitiva, Peñarol vuelve a quedarse con la sensación de que la cancha no estuvo equilibrada. El fútbol se jugó en Avellaneda, pero el partido seguirá en los escritorios de Luque, donde la Conmebol recibirá en breve un reclamo más sobre un árbitro que, para los uruguayos, ya es un viejo conocido.