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Bajo amenaza

Trump anunció construcción de buques de guerra y amenazó a América Latina

El anuncio de construcción de buques de guerra por parte de Trump, enciende alertas sobre una escalada militar contra América Latina.

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Desde Palm Beach, Florida, y acompañado por altos mandos militares, Trump presentó los que describió como los buques “más grandes y poderosos jamás construidos”. Estas naves inaugurarían la llamada “Flota Dorada”, un ambicioso programa destinado a expandir la Armada estadounidense hasta alcanzar entre 20 y 25 unidades de una nueva clase que, de manera personalista, llevaría su propio apellido. El primero de ellos, el USS Defiant, comenzaría a construirse “casi inmediatamente” y estaría operativo en aproximadamente dos años y medio.

"Contra el mundo"

El mandatario justificó el proyecto en la supuesta obsolescencia de la flota actual y en la necesidad “urgente” de mantener la supremacía naval global de Estados Unidos. Bajo el lema de “paz a través de la fuerza”, aseguró que estos buques no están dirigidos contra un país en particular, aunque aclaró que su alcance es “contra todo el mundo”. Esta ambigüedad, lejos de tranquilizar, refuerza la idea de una doctrina basada en la intimidación y la amenaza permanente.

El anuncio tomó un giro abiertamente político y agresivo cuando Trump lanzó amenazas directas contra Venezuela y Colombia. En el caso venezolano, retomó su retórica hostil contra el presidente Nicolás Maduro, exigiendo su renuncia y la entrega de recursos energéticos que Washington reclama como propios. Bajo el discurso de la lucha contra el narcotráfico, el mandatario dejó entrever que las acciones militares estadounidenses podrían extenderse también a “tierra”, una afirmación que revive los peores recuerdos de intervenciones pasadas en la región.

Presión sobre gobiernos

En paralelo, Trump arremetió contra el presidente colombiano Gustavo Petro, a quien acusó sin pruebas de estar vinculado al narcotráfico internacional. Aseguró, sin evidencia alguna, la existencia de “por lo menos tres fábricas de cocaína” en Colombia y exigió su cierre inmediato. Estas declaraciones no solo tensan la relación bilateral, sino que refuerzan una estrategia de presión sobre gobiernos que no se alinean de forma automática con los intereses de Washington.

Las amenazas no se dan en el vacío. Operaciones militares estadounidenses en el Caribe y el Pacífico ya han dejado más de 100 personas muertas tras bombardeos contra pequeñas embarcaciones, sin que se haya demostrado su vinculación con actividades ilícitas. Para Venezuela, estos hechos constituyen actos de piratería internacional, utilizados para justificar la incautación de buques petroleros y el saqueo de recursos energéticos.

Aunque el proyecto de la “Flota Dorada” se presenta como un plan para reactivar la industria naval estadounidense y fortalecer su hegemonía militar, sus implicancias geopolíticas son evidentes. El despliegue naval, sumado a amenazas abiertas y acusaciones infundadas, revela una política de control e intimidación hacia América Latina, donde la fuerza militar vuelve a ocupar un lugar central como herramienta de disciplinamiento.

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