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APUESTO A LA TRANSPARENCIA

Que no nos gobiernen asesores de marketing

Por Juan Raúl Ferreira.

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Caras y Caretas Diario

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Confieso que yo también caí en la trampa. Cuando al inaugurarse la Unidad Agroalimentaria de Montevideo (UAM) Lacalle (h) le entregó a Daniel Martínez un trozo de la cinta que había cortado, creí que había grandeza.

Pensé por un instante: “Vuelve algo del Uruguay en que crecimos”. El de la lealtad entre adversarios.

Me vino a la mente el día en que Tabaré, sobre el inicio de su primer mandato, le entregaba a su predecesor Jorge Batlle las tijeras para que inaugurara el aeropuerto de Carrasco por el que tanto había luchado.

Le emoción me duró segundos. Cuando cada periodista que se cruzaba con el presidente escuchaba de su propia boca su “gesto”, empecé a desconfiar.

Cuando el único tema era su “grandeza de espíritu” por haberle dado un pedazo de cinta a  Martínez, empecé a desconfiar.

Cuando dijo de la UAM una mentira histórica y recordó disputas durante la discusión de la LUC, sobre quién la administraría, negando toda participación en la idea a las administraciones frentistas de Montevideo, ahí vi la mano invisible de sus asesores de marketing.

El Uruguay no es un experimento publicitario de Durán Barba. Es una “comunidad espiritual” como decía Wilson. Todo lo que dice y hace Lacalle (h) carece de autenticidad, es una jugada, ya probada con Macri, de su asesor de imagen. Los gestos más cotidianos, los que pretenden humanizarlo, son todos archivos macristas de su asesor extranjero. Hasta queriendo lograr que una selfie en patas al lado de una tabla de surf lo haga accesible a todo el mundo.

Yo me alegro mucho que Daniel Martínez se haya llevado a su casa, merecidamente, un trozo de la cinta. Seguro que ni él mismo pudo advertir que allí empezaba el relato falseado de la historia.

Como bien recuerda Christian Di Candia (último intendente frentista, antes de Carolina y, por lo tanto, merecedor de un reconocimiento también): “Tabaré la soñó, Mariano consiguió las tierras. Ricardo echó raíces y Ana la regó. Daniel la hizo florecer”. Esa es la historia que quiso ocultar Lacalle (h) disfrazándola de reconocimiento al otro.

Estas señalas estudiadas, fingidas, falsas, pretenden, acercar al presidente a la gente sencilla. Procuran presumir cercanía “natural”. Otras veces, en medio de crisis  que alarman a la opinión pública, pretenden dar imagen de tranquilidad y vida normal.

Pero hay algo que delata la falta de espontaneidad de Lacalle ante  los medios (aunque algunos se presten al juego): ante iguales situaciones, se pueden ver las fotos de Macri cuando era presidente haciendo lo mismo que Lacalle. Hay veces que es necesario mirar dos veces las caras para estar seguro que es uno y no el otro. Veamos algunos ejemplos de situaciones similares e idénticas respuestas de Macri y Lacalle (h).

En vacaciones: foto de Macri en el Sur, comprando conservas en un supermercado en crocs y remera vieja; Cuquito en ojotas y musculosa en almacén de Punta Rubia. Otro día, Macri, en uno de los tantos esfuerzos por refinanciar su deuda con el Fondo, arma un picadito, la pelota en la Quinta de los Abrojos, de su pertenencia. El peor momento que pasó el Dr. Lacalle Jr. fue cuando se dispararon los números de la pandemia y él se sacaba fotos surfeando olas en la Paloma.

Aunque parezca mentira, hay más ejemplos patéticos. Macri y Sra. en Fast Food en Plaza Serrano; Cuquito y Loli comiendo panchos en el Centro. Otra subiendo a caballo, con el pie en el estribo, uno y otro con el mismo gesto. Luego, Macri recibe una niña que le escribió una carta con su Sra. parada a su lado, Lacalle Pou recibe también a una niña que, aparentemente, también le escribió. Su Sra. en el mismo lugar de la foto que la de Macri. Si de muestra vale un botón, alcanzaría, pero hay más.

Terminemos con la más chocante: Macri callejea con la Sra. Un día todos vemos la caminata por 18 de Julio, de Lacalle y esposa…¿Dónde estaba la noticia? Pero luego se viraliza una foto en la que, por más que ponían cara de distraídos, eran precedidos por una masa de fotógrafos y camarógrafos que habían sido citados para registrar y difundir la escena. ¿Adivinen qué? A Macri le había pasado lo mismo.

La gente tiene mucho olfato. EL tema no es la foto sino la autenticidad que se transmite. Subió por primera vez a un ómnibus a los 16 años. Probablemente, Macri también. No soy quién para opinar de política argentina, pero los uruguayos les damos a estas cosas mucha importancia. Cuando murió mi padre, se llevó a la tumba sus grandes afectos. Algunos habían sido de su partido; muchos, muchísimos, adversarios leales.

Este gobierno no sabe empezar sus anuncios si no es “por culpa del Frente Amplio…” o quizás “como consecuencia de las políticas del gobierno anterior.” A veces esas cosas tan antiuruguayas se dan en el seno de la propia coalición. El domingo pasado era el canciller en un reportaje, de El País, claro está, quien dijo que se había “reunido con todos sus antecesores menos con Talvi”. ¿Qué necesidad? Allá ellos que eligieron estar juntos.

Añoro el Uruguay de la grandeza, donde no todo vale. Había códigos y reglas de juego. No todo está perdido. Las chances de vivirlo con este gobierno, lamentablemente, sí.

www.juanraulferreira.com.uy

 

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